¿Me ayudas? Os necesito a todos en esto…

  • 23 agosto 2016

Hoy me toca pediros a todos un favor

A estas alturas muchos de vosotros es posible que ya sepáis que soy epiléptica y que decidí hace tiempo dejar la medicación.

Fue una decisión difícil, con muchísimos factores a tener en cuenta y para la que reflexioné y sentí muchísimo. Aquí os dejo dos de los artículos que escribí tras tomar la decisión. Preguntas, reflexiones y principios que me ayudaron a tomar la decisión.

LA DECISIÓN MÁS IMPORTANTE DE MI VIDA

¿PROBLEMAS TOMANDO DECISIONES? A VER SI ESTO TE AYUDA

 

Hoy quiero compartir con todos vosotros una reflexión que para mí es vital y si es algo que os resuena, pediros que me ayudéis un poquito. Esto no es fácil de escribir porque es mi día a día, no algo resuelto ya en el pasado, y que soy consciente que afecta a mis familiares y amigos. Genera preocupación, dolor y mucha mucha incertidumbre… no solo a mí, sino a todos los que me rodean y me quieren.

Lo que hoy quiero compartir con vosotros es una manera diferente de ver lo que me está pasando y cómo lo estoy viviendo.

 

Quiero que quede claro que lo que estoy haciendo y la decisión que he tomado no determina para nada lo que va a pasar el día de mañana. Lo que quiero decir es que este tipo de situaciones o decisiones no se escriben en piedra y quiero que sepáis que sigo con la mente abierta y dispuesta a cambiar de rumbo. Hoy en día sigo en el mismo camino porque tengo claro que es lo que quiero, aunque haya días que el mundo se ponga del revés y se me compliquen mucho las decisiones.

 

Mis ataques empezaron cuando tenía 14 años y aunque nunca he sabido por qué, empezaron por algo. Quiero decir que conocida o no, tienen su causa, y ese algo es lo que me está guiando ahora mismo. Lo que realmente me motiva no es dejar de tener ataques epilépticos, sino descubrir qué es lo que los causaron. Algo tuvo que dejar de funcionar como debía, ¿no? Todas las enfermedades al final tienen su causa, la conozcamos o no, y yo decidí no centrarme solo en bloquear los síntomas sino en intentar descubrir por qué mi cuerpo no podía más, o dónde se había atascado.

 

Para mí esto es vital porque mi objetivo, como os decía, no está en frenar los ataques, porque yo no los veo como el problema en sí sino como la consecuencia de un problema. ¿Y por qué es esto importante? Porque en el proceso de intentar descubrir qué es lo que no está bien y qué partes puedo mejorar, estoy teniendo ataques, sí, pero para mí es importante recordar cual es el objetivo para conseguir no ver cada ataque como un fracaso.

 

Me explico: si mi objetivo principal es dejar de tener ataques, cada vez que tengo uno, tengo una prueba real de que no estoy consiguiendo lo que quiero, y como la mayoría de nosotros, tengo una excusa perfecta para machacarme una vez más por haber fracasado. Si el objetivo es crear un espacio para reparar todas aquellas cosas que no están como deben y que han podido llevarme a tener ataques, puedo entender que durante el proceso, pueda tener crisis. Mi objetivo seguirá guiándome y dándome fuerza cada día, y tener los ataques no será un fracaso sino parte del proceso.

 

No os voy a engañar. Quiero dejar de tener ataques y espero conseguirlo algún día. Con este pequeño cambio de perspectiva no quiero decir que lo de tenerlos me da igual, sino que gracias a una visión de mí misma sana, no solo sin ataques sino sin lo que los genera, y con un objetivo más grande, la motivación es muchísimo mayor y me da la fuerza que necesito para seguir haciendo lo que creo que tengo que hacer, aquello que me dicta mi corazón, y no dejarme llevar por el ego, el miedo, las dificultades que surgen al ir a contracorriente, la incertidumbre y un largo etc. Lo que sé, es que cuando la mente descansa, conecto con quien soy y me siento segura, de momento, tengo claro lo que quiero seguir haciendo, y precisamente, ese estado, es mucho más fácil de alcanzar cuando no nos dejamos llevar por miedos o cuando dejamos de luchar contra algo.

 

Todos tenemos días buenos y días malos, y creo que el objetivo no es tenerlos todos buenos (imposible creo yo) sino intentar conocernos, aprender y evolucionar tanto en los buenos como en los malos. Fácil no es, eso lo sabemos todos, pero para mí, centrarme en la visión de lo que sí quiero en vez de pensar contra qué estoy luchando o lo que no quiero, me ha supuesto una gran diferencia.

 

Cada vez que tengo un ataque siento el dolor en los demás. Su preocupación, sus dudas, su incertidumbre, su amor por mí y el deseo sincero por que me sienta mejor y me cure. Siento su respeto por mis decisiones, algunas veces las ganas que tienen de que cambie de opinión y su apoyo. La verdad es que tengo la gran suerte de poder contar con grandes amigos, hermanos y padres que me quieren incondicionalmente, es decir, a pesar de que ellos no hubieran tomado mis decisiones y en muchos casos ni las entienden. Pero las respetan, me quieren y me apoyan. Como me dijo mi madre una vez: “ te quiero toda, con decisiones y todo, me gusten o no”.

 

Saber que sufren por mis decisiones no es fácil, y se que no puedo pedir a nadie que tenga la misma visión que yo, pero me encantaría que entre todos pudiéramos imaginarnos a una Ana sana, fuerte, vibrante y aprovechando la vida al máximo… no solo “sin ataques”. Esa es mi visión y es, de momento, lo que me motiva. Me tomo la libertad de pediros a todos que compartáis mi visión. Que os imaginéis a esa Ana fuerte, sana, vibrante, alegre y feliz 🙂 ¿Me ayudas?

El día de mañana, pues no lo sé. Estoy abierta a tener que hacer un poco de las dos: frenar los ataques y seguir buscando causas. Lo que sí sé es que frenar los ataques sólo no me vale.

Pues en estas estamos por aquí. No me puedo ni imaginar los retos a los que os enfrentáis cada uno de vosotros pero lo que sí sé es que podemos verlos como oportunidades, aprovechar para sentir y hacer cosas que no habríamos hecho de otra manera, y sobre todo, que pensar en lo que sí queréis en vez de aquello con lo que estáis luchando, aporta una perspectiva que supone mucho más inspiradora. Creo que da mucha más fuerza y motiva mucho más a la hora de seguir hacia delante.

 

Ánimo a todos y que disfrutéis de las pequeñas cosas de cada día, que muchas veces las damos por hecho.

About This Author

Al terminar mi cuarto año de medicina tuve mi primer contacto con la quiropráctica, y al profundizar en su conocimiento encontré un nuevo sentido a todo.

Comments are closed