¿Problemas tomando decisiones? a ver si esto te ayuda…

  • 10 agosto 2016

Tomar decisiones nunca es fácil. Todo tiene sus riesgos. Decir que sí, que no…. Nunca sabemos cuál es realmente la decisión correcta, cómo va a resultar y las consecuencias que va a tener. Y por supuesto, mucho más cuando nuestras decisiones afectan o tienen que ver con otras personas.

Todos en el día a día nos enfrentamos a situaciones en las que sí o sí tenemos que decidir. Me recuerda a esa típica imagen de una persona con el angelito y el diablo hablando a la vez. Uno te dice una cosa, y el otro la contraria. En la vida real creo que es algo parecido, al menos en mi experiencia, pero la cuestión es que muchas veces no está tan claro cuál es el angelito y cuál es el diablo.

Para mí el diablillo que escuchamos en nuestra cabeza son todos esos pensamientos que vienen de la arrogancia, del ego, aquellos basados en miedos, la necesidad de controlar a otras personas, esa sensación de estar preocupados del qué dirán, y un larguísimo etc.

El angelito, por otra parte, son todas aquellas decisiones que tomamos basadas en nuestros valores, aquellas que son coherentes con quien realmente somos, no necesariamente las más fáciles aunque tampoco siempre las más difíciles, aquellas en las que tenemos en cuenta las necesidades de los demás aunque sin dejar de pensar en lo que realmente nos importa y de alguna manera aquellas que nos acercan a quien queremos ser.

Llevo muchos años trabajando en el terreno del crecimiento personal, aprendiendo tanto de grandes dentro de mi campo como fuera de él, y una de las cosas más importantes que he aprendido es que una de las primeras cosas que todos debiéramos hacer es descubrir cuáles son aquellos valores que nos mueven y nos inspiran. Valores hay muchos, pero a cada uno de nosotros nos mueven unos diferentes. Descubrir qué es lo que realmente nos importa es vital, porque para empezar nos ayuda a conocernos un poquito más, pero realmente nos ayuda a ordenar prioridades, y por supuesto, tomar decisiones siendo coherentes con nosotros mismos.

 

Eso de descubrir nuestros valores es un ejercicio interesante, porque hasta el diablillo suele estar presente en las respuestas que damos cuando nos preguntan lo que es importante para nosotros. La mayoría, porque hemos crecido escuchando esta información una y otra vez, contestaríamos cosas como el amor, la integridad, ayudar a los demás, la salud, la coherencia, la fuerza, aprender, compartir y un larguísimo etc. Todos sabemos lo que deberíamos hacer para ser buenas personas o lo que la sociedad considera una buena persona, pero yo te pregunto… ¿son valores que crees que tienes que tener o realmente son valores que te importan de verdad? En esa misma respuesta vuelven a estar presentes el angelito y el diablo, ¿verdad?

 

Algún día compartiré con vosotros un ejercicio que hice hace no mucho con mi coach para descubrir realmente lo que me importa. Un ejercicio precioso que me ha ayudado y guiado muchísimo en esta época que me está tocando vivir llena de retos y decisiones difíciles que tomar. De momento solo os digo que está relacionado con la frase que dice así:

Al hombre lo conocerán por sus hechos y no por sus palabras

Una vez que descubrimos lo que es realmente importante para nosotros, y qué es lo que nos mueve e inspira, de alguna manera descubrimos quiénes somos y como decía mi coach, para qué hemos nacido y para ser qué tipo de persona.

 

Para mí esto está siendo vital a la hora de decidir, porque me crea una especie de ideal de lo que me gustaría ser, unos valores que realmente me inspiran a querer dar lo mejor de mí misma, y me ha facilitado muchísimo, hasta ahora, la toma de decisiones.

¿Por qué creo que es difícil? Porque tenemos una gran parte de nuestra mente que es racional y tiene una gran capacidad de justificar muchos de nuestros actos… a pesar de que muchos de esos actos no son para nada coherentes con quienes somos nosotros. Recordad que hay gente que considera justificable el maltrato, matar y hacer daño a los demás… sí… tenemos la gran capacidad de justificar muchísimas cosas. Muchas de esas acciones ya sabemos que hacen muchísimo daño a los demás, pero lo peor de todo es que nos hacemos mucho daño a nosotros mismos cada vez que vamos en contra de lo que realmente sentimos. Es como una semillita que va creciendo cada día que genera muchísima culpa, juicio a nosotros mismos y un malestar que acabamos llevando encima. Muchas veces ni somos conscientes porque esta sociedad ha desarrollado grandes herramientas para que no sintamos nada de ese malestar: la tele, las redes sociales, el alcohol y un gran etc. En sí no son malas, y hay momentos en los que todos necesitamos evadirnos, pero vivir así continuamente no nos hace ningún bien, al menos a mí.

 

Haz un esfuerzo y descubre qué es lo que es realmente importante para ti. Se coherentes con esos valores, y verás que la toma de decisiones se convierte en algo muchísimo más fácil. Aparece una fuerza increíble que nos empuja a hacer lo correcto (según esos valores, no los de los demás) y nos ayuda a soportar las consecuencias y aceptar lo que venga, desapegarnos del resultado y estar en paz con lo que hemos hecho porque de alguna manera, ya hemos hecho lo que creíamos que debíamos. Esa aceptación, esa paz que se siente cuando sabes que has hecho lo correcto, el desapego al resultado y los sacrificios que nos cuestan menos de lo que creíamos, son señales increíbles de que hemos hecho caso al angelito y no al diablo.

 

Espero que esto os ayude un poquito en este camino. Para mí ha sido crucial, y por supuesto, os prometo que compartiré el ejercicio en un post dentro de poco.

 

Un abrazo de corazón

About This Author

Al terminar mi cuarto año de medicina tuve mi primer contacto con la quiropráctica, y al profundizar en su conocimiento encontré un nuevo sentido a todo.

Comments are closed