Dos caminos diferentes…

  • 19 julio 2018

Un día conocí a dos personas. Una de ellas, le vamos a llamar Peter, era invidente desde nacimiento. Durante 60 años, Peter vivió desde su imaginación, creando imágenes en su mente gracias a las descripciones que los demás le hacían de todo lo que le rodeaba. Las caras de sus familiares, su casa, los colores y todo aquello que nosotros vemos a diario. Un día, y gracias a los avances de la tecnología, le informaron de que tenía una cirugía disponible que podría corregir su ceguera… Con toda la ilusión, se sometió a la operación y empezó a ver todo aquello que durante décadas sólo había sido capaz de imaginar en su mente…

También conocí a otro hombre. John era un atleta dedicado a sus entrenamientos que en un fatídico día, y con toda la mala suerte del mundo, sufrió una lesión medular que le dejó postrado en una silla de ruedas para siempre. Todo aquello por lo que tanto se había esforzado y tanto había luchado se esfumaba en unos segundos. Su cuerpo ya no respondía y no había nada que la tecnología podía hacer por él. Su futuro estaba realmente oscuro.

Pasaron años sin que supiera nada de Peter y John. Reconozco que me alegraba por Peter y lo sentía muchísimo por John. Una respuesta humana, me imagino.

No hace mucho tiempo me encontré con una persona que conocía mucho a Peter y sin dudarlo, le pregunté por él. Con cara de sorpresa, me preguntó si no conocía su trágico final… La realidad es que Peter fue incapaz de adaptarse a su vida con la vista restaurada. Nada de lo que veía llegaba nunca a ser tan bonito como aquellas imágenes que durante años creó en su cabeza. Su mujer no era tan bella como él se la imaginaba, ni el paisaje… incluso, en una ocasión que sus amigos le llevaron con toda la ilusión a ver su primera puesta de sol, lo único que fue capaz de decir fue: «está desapareciendo». 

Peter sufrió tanto con la decepción que acabó suicidándose. El cambio supuso demasiado para él.

¿Qué fue de John? John nunca se recuperó. Sigue en silla de ruedas. Eso sí, se convirtió en atleta paralímpico y llegó a ganar medallas. Ha llegado mucho más lejos de lo que nunca habría llegado con su antigua carrera, y muchísimo más importante, es realmente feliz. Al ser preguntado si volvería atrás, siempre contesta que haría todo exactamente igual, incluso lo que le llevó al fatídico accidente porque le ha llevado a vivir una vida feliz y plena.

Esta pequeña historia está basada en dos personas reales. John, aunque no sea su nombre real, es un atleta americano famoso, y Peter, de verdad, existió, incluido su trágico final. Estas historias son importante para recordar dos puntos que tendemos a olvidar…

Aquí van:

  • ¿bueno o malo? el tiempo lo dirá. A veces no nos queda otra que esperar y mirar hacia atrás para darnos cuenta de que algo que en un momento dado parecía una gran tragedia tal vez no lo era tanto. Lección: en el momento de la «tragedia» tal vez duela, no digo que no, pero tal vez merece la pena parar un poco y abrir la mente a la posibilidad de que hasta es posible que salga algo bueno.
  • no controlamos lo que nos pasa, al menos no siempre, pero cómo reaccionamos sí 🙂

No digo nada más 🙂 Por hoy os dejo 🙂

Un abrazo de corazón a corazón

Ana

About This Author

Al terminar mi cuarto año de medicina tuve mi primer contacto con la quiropráctica, y al profundizar en su conocimiento encontré un nuevo sentido a todo.

Comments are closed