Nuestras raíces importan

  • 2 noviembre 2017

Si queremos ver un árbol fuerte y grande, lo más importante es asegurar el terreno. Centrarnos en darle una tierra rica en nutrientes, abundante agua y asegurar que tenga la cantidad de sol que necesita.

No podemos esperar que el árbol esté sano si las raíces están enfermas.

Lo que vemos, las hojas, flores y frutos, son la consecuencia de unas raíces fuertes y eficaces. No se ven, pero sabemos que están y que hacen su función.

Con nosotros pasa algo muy parecido. Lo que sentimos no es más que la consecuencia, y si queremos sentirnos bien, fuertes y sanos, no tenemos más remedio que cuidar nuestro cuerpo, por dentro y por fuera, lo veamos o no.

No podemos “plantar” lo justo para evitar el dolor esperando que nuestro cuerpo esté sanísimo. Si queremos que nuestro cuerpo esté sano de verdad, no solo sintiéndonos bien por fuera, vamos a tener que plantar unos nuevos hábitos, y qué mejor manera de empezar  cuidando nuestro sistema nervioso con la Quiropráctica.

 

Los grandes cambios dan miedo, y la mayoría de nosotros no los hacemos de un día para otro. De hecho, y para que no sientas agobio ni vergüenza, el hecho de procastinar, dejar todo para mañana o simplemente vaguear, es condición humana. Vamos, que lo hacemos la mayoría. Eso sí, si aceptas la energía, la salud, la alegría de vivir y vitalidad que tienen la media, aunque sea bajita, pues adelante 🙂 Si como muchos de nosotros eres consciente de que para ti no es suficiente, igual te planteas que algún cambio habrá que hacer.

 

Y si queremos cambiar de hábitos, mejorar, crecer y evolucionar, la mejor manera de asegurar el éxito es escoger pequeños cambios que podamos hacer cada día que nos puedan motivar a seguir. Así, sumando pequeños logros, conseguiremos la motivación que todos necesitamos para seguir.

 

¿Por dónde empezar?

Sin duda, desde mi punto de vista, por la Quiropráctica.

¿Por qué?

Porque es el cambio más importante que he hecho en mi vida, y como tal, no me lo puedo quedar solo para mí. Me supuso un cambio de mentalidad radical en donde yo empezaba a responsabilizarme de mi vida, tomaba el control, y donde mi cuerpo dejaba de ser algo que podía simplemente dejar de funcionar (enfermedad) por pura casualidad o mala suerte. Empecé a entender (y estudiar) cómo funciona el cuerpo (no la enfermedad), decidí apoyar esos procesos y como consecuencia mi vida cambió para mejor. Parece sencillo y tal vez lo sea.

También me parece un paso vital porque es un cambio que no tendrás que tomar tú solo. Lo haremos contigo, y lo más importante, es un cambio que afectará a todo tu cuerpo, y eso sin duda, es ya una gran motivación. En mi consulta o en cualquier otra. No estarás solo. No hay nada más bonito para un profesional que ayudar a alguien que está preparado para ayudarse a sí mismo.

 

Un abrazo enorme de corazón a corazón

Ana

About This Author

Al terminar mi cuarto año de medicina tuve mi primer contacto con la quiropráctica, y al profundizar en su conocimiento encontré un nuevo sentido a todo.

Comments are closed