¿Por qué los árboles no tienen coach?

  • 10 agosto 2017

Cada vez hablamos más del coaching, del crecimiento personal, de nuestra evolución… trabajo personal, ejercicios espirituales… hasta el lenguaje que utilizamos implica un esfuerzo.

Yo misma tengo varios mentores y un coach en California con el que hablo cada semana… yo misma he acudido a retiros Zen y decenas de seminarios donde seguir aprendiendo… Es curioso porque sigo creyendo que lo ideal sería vivir desde dentro, dejando que lo que tenemos dentro salga, y soy consciente de que, a la vez, necesitamos ser conscientes de lo que hay fuera, aprender, y unir los dos mundos.

Todo esto me ha generado un par de preguntas, y esto es lo que comparto hoy… Espero que os sirva 🙂

Un árbol no necesita coach, ni seminarios ni nada… simplemente «se deja» crecer… deja que lo que tiene que pasar ocurra. Lo mismo con cualquier otro animal…

Por otra parte, el árbol, ¿es consciente de que es árbol? ¿es consciente de que existen otros mil tipos de árboles, selvas y bosques? A lo que voy es, que como especie, tenemos el gran regalo de nuestra conciencia. Por un lado un regalo, porque nos permite ser mucho más conscientes del mundo que nos rodea, de nuestras relaciones, sentimientos, pensamientos… por otro lado, está esa parte también muy práctica, podemos llamarla nuestra mente, que es la que nos ha permitido tener toda la tecnología y vivir mucho más cómodos que en la edad media 🙂

En diferentes tradiciones y culturas, se llaman de diferente manera. En quiropráctica hablamos de la mente educada y la mente innata. La mente educada es esa parte que nos sirve para sumar, para poder aprender, poder pagar la compra, conducir el coche, leer este blog. La podemos trabajar y formar… La mente innata es mucho más sutil. Esa no se aprende… la tenemos desde que nacemos; mucho más instintiva, simplemente está. Creo que esa no se tiene que trabajar… simplemente dejarla ser, y ese «dejarle ser» es al que no estamos acostumbrados.

Estamos acostumbrados a hacer cosas, no a centrarnos en no hacer. De ahí lo del coaching, crecimiento personal, etc… la meditación por ejemplo es un «ejercicio»… pero un ejercicio en el que no hay que hacer nada más que observar y dejarse ser… y por eso cuesta tanto 🙂 El árbol se deja crecer y nosotros nos esforzamos por crecer como personas… ¿y si dejáramos que las cosas pasaran sin más? como con la meditación, creo que el «ejercicio» debería estar en poner la conciencia en «dejarlo ser». Cuando somos conscientes de las cosas, podemos ver cómo nuestros miedos impiden que actuemos, podemos ver cómo nos centramos en los demás más que en nosotros etc… simplemente observando, siendo conscientes, dejamos que las cosas sean, y no las resistimos… algo así como el árbol, que no se frustra porque llueve o porque la mitad de sus hojas están a la sombra…

Vivimos tanto usando la mente educada, esa parte más racional y «trabajable», que hemos llegado a un punto de no notar o no percibir siquiera esa parte de la mente innata, nuestro instinto… e incluso de llegar a creer que no está. En otras culturas, y hace muchísimas años, esa parte creo que era mucho más accesible. Hoy en día, el trabajo es necesario pero para volver a encontrar lo que ya está. ¡Vaya paradoja!

Como os decía, hablo con mi coach cada semana… tal vez os parezca incoherente. Algunas semanas hablamos de cosas muy prácticas. Herramientas o estrategias que mi mente educada pueda utilizar: libros, planes etc… la mayoría de semanas, nuestras conversaciones me sirven de recordatorio, en diferentes situaciones, de que mi mayor esfuerzo debe estar en «dejarme ser», en observar, en no dejarme llevar y en permitirme ser quien soy y sentir todo lo que siento… y creedme, de fácil nada 🙂

Un abrazo muy muy fuerte

Ana

About This Author

Al terminar mi cuarto año de medicina tuve mi primer contacto con la quiropráctica, y al profundizar en su conocimiento encontré un nuevo sentido a todo.

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