Paradojas de la vida :)

  • 1 marzo 2017

Tengo la gran suerte de contar con un coach con el que hablo todas las semanas. Sí que es verdad que muchas cosas de las que hablamos “ya las sé”, pero creo que no se trata de eso… se trata de tener a alguien que me recuerde lo que realmente me importa, que me haga las preguntas adecuadas para que me replantee diferentes situaciones y mi perspectiva, y por supuesto, que me ayude a darme cuenta de algunas cosas que es posible que hubiera descubierto con el tiempo, pero que gracias a él, no tardo tanto.

 

Hablo todos los martes con él. Media hora intensa en la que a veces la sensación es de que no queda tiempo para nada porque tengo muchas cosas que comentar, preguntar y descubrir, y otras veces, la conversación resulta mucho más relajada. Aprovecho para recordar las cosas buenas que me han pasado a mí o alrededor de mí, y para compartir con él cosas que he descubierto desde la última vez que hablamos.

 

Ayer tuvimos una conversación curiosa, y descubrí una de muchas paradojas que nos surgen a todos en esta vida…

Ayer compartí con él algo de lo que por fin fui consciente la semana pasada: que soy fuerte, que he tenido la suficiente fuerza para luchar durante un año a pesar de todas las cosas que me han ido pasando, y que también me he demostrado a mí mi misma que el cambio de rumbo por el que he optado durante las últimas semanas también demostraban fortaleza.

 

La verdad es que no sé muy bien por qué me costaba tanto reconocer esa fuerza. Tal vez en parte por esa idea que tenemos muchos metidos en la cabeza de que reconocerse este tipo de cosas supone arrogancia o chulería… tal vez porque estaba juzgando mi actitud basada en el resultado, como si todo lo que me estuviera pasando fuera culpa mía en vez de valorar mi actitud… tengo que reconocer que no tengo claro por qué, pero lo que ayer volví a descubrir, y digo volver, porque no es la primera vez que lo siento, que lo que realmente importa es nuestra perspectiva sobre lo que nos pasa, y no tanto lo que nos pasa… ¿sabéis por qué? Porque esas mismas señales que durante meses me han hecho sentirme débil, vulnerable, con cierta sensación de fracaso y con cierta decepción, son exactamente las mismas que ahora me ayudan a ver la fuerza que tengo. Insisto: exactamente las mismas señales 🙂

 

¡Qué locura! Mi situación no ha cambiado… sólo he cambiado yo y mi forma de verlo… ¡pero vaya cambio más grande!

 

Cada vez soy más consciente de la importancia de nuestra cabeza: la capacidad que tenemos de disfrutar a pesar de lo que nos toca vivir, cómo está en nosotros la posibilidad de ser felices, la fuerza que demostramos cada día simplemente por el hecho de seguir hacia delante con un poco de consciencia, siendo capaces de observar lo que sentimos y nos pasa con cierta perspectiva, sin juzgarlo, y sin vivirlo con una certeza sin más.

 

Sí: esa misma mente es la que nos genera los dramas que vivimos. La que nos da las excusas para no hacer lo que realmente queremos, e incluso la que opta por culpar a los demás en vez de mirar hacia dentro… Es buena en eso… de eso no tengo duda, pero también sé que tenemos la otra opción. La de usarla para cambiar cómo nos sentimos, la que tiene la fuerza de ver lo bueno en cada situación, la que nos permite sentir todo lo que vivimos sin juzgarlo, sin luchar contra ello y la de responsabilizarnos de nuestra vida.

 

Pues sí, toda esa fuerza está en nuestra cabeza. No nos hace ni mejores ni peores, o eso creo yo. Simplemente nos facilita la vida. Sé que no estamos acostumbrados a reconocernos nuestros talentos y fortalezas, pero ahí están. No es una competición. No se trata de ser mejor que el de enfrente sino pasito a pasito, descubrir quiénes somos, con lo bueno y lo malo…

 

Párate unos segundos un día de estos y reflexiona sobre lo que te pasa… cómo lo juzgas o lo aceptas, tu perspectiva sobre aquello que te toca vivir y recuerda que depende de ti: no tanto lo que te pasa (aunque a veces también) pero sobre todo cómo lo ves y lo que vas a ser capaz de la situación.

 

Aprovecho y añado una frase que descubrí hace poco y que me recuerda todo esto. Si no recuerdo mal lo dijo Woody Allen:

Comedia= drama + tiempo

 

Algún día nos reiremos de lo que hoy nos hace llorar; seremos capaces de perdonar lo que hoy nos cabrea tanto y olvidaremos lo que tanto está marcando algunos de nuestros días.

 

El tiempo ayuda, sin duda, pero no olvides la fuerza que tienes y lo importante que es tu perspectiva.

Ana

P.D.: estos días en San Sebastián estamos disfrutando de un oleaje espectacular. Aprovecho y comparto una foto que me encantó y que es otro claro ejemplo de lo que hablamos hoy: ese mismo oleaje para algunos supone un estrés enorme, un riesgo para su negocio y sus pertenencias… para otros, una oportunidad increíble de disfrutar de un paisaje precioso y de la fuerza de la naturaleza. La ola, la misma

About This Author

Al terminar mi cuarto año de medicina tuve mi primer contacto con la quiropráctica, y al profundizar en su conocimiento encontré un nuevo sentido a todo.

Comments are closed